El Centro de Arte Rupestre de Cantabria es un espacio de 1.300 m2 creado para la gestión y difusión del patrimonio prehistórico de la región, ubicado en la ladera norte del Monte Castillo en Puente Viesgo.
Compuesto por tres espacios articulados alrededor de un patio semiabierto, construido con materiales puros como el hormigón y la piedra, el edificio se concibe como un instrumento para el público, donde los visitantes pueden observar, transitar y disfrutar de los bienes tanto naturales como culturales que ofrece un emplazamiento privilegiado.

La exposición permanente, ubicada en el ala principal del edificio y con una superficie de 500 m2, se desarrolla en torno a las grandes preguntas que nos surgen cuando nos enfrentamos a la comprensión del arte paleolítico, ¿qué es? ¿quiénes lo hicieron? ¿cuándo se realizó? ¿dónde se localiza? ¿cómo se hizo? ¿por qué?
Un recorrido a través de tres salas expositivas que invitará al visitante a sumergirse en el mundo del arte paleolítico y a buscar respuestas a todas esas preguntas.
El Centro cuenta también con un auditorio, un punto de lectura, una zona de restauración y servicios.

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El arte del Paleolítico superior es la principal aportación a la cultura universal que hicieron las gentes que habitaron Cantabria hace entre 40.000 y 13.500 años aproximadamente. El Centro de Interpretación de Arte Rupestre presenta con esta exposición permanente la historia de esa aportación.

Una historia en la que sumergirse a través de las grandes preguntas que cualquiera de nosotros se haría al enfrentarse a la comprensión del arte paleolítico, que nos conecta con los autores que decidieron plasmar, en diferentes soportes, sus concepciones acerca del mundo en el que vivían. Un arte que se manifiesta en su categoría rupestre o parietal, el arte de las cuevas, con los primeros grabados y pinturas; pero también en su variedad de arte mueble, con los pequeños objetos tallados en hueso, asta y piedra aparecidos en el registro arqueológico.

Una exposición en la que el arte paleolítico se presenta en conexión con los espacios naturales en los que encuentra su verdadero sentido, poniendo en el centro del discurso las diez cuevas de Cantabria reconocidas como Patrimonio Mundial por la UNESCO. Diez cavidades excepcionales que junto a otras muchas cuevas de Cantabria han posibilitado, gracias a los estudios e investigaciones realizadas en sus vestíbulos y galerías, reconstruir la vida y el mundo simbólico de las personas que las habitaron.
Una exposición que nos revela que nosotros somos hoy lo mismo que fueron ellos: inquietudes, preocupaciones y anhelos expresados en un tiempo distinto, con unas herramientas diferentes, pero plasmados, al fin y al cabo, de la forma más humana que conocemos.